EL ADELANTO TECNOLÓGICO AL SERVICIO DEL POTENCIAL HUMANO:
EL PORTAL EDUCATIVO DE LAS AMÉRICAS 1
CECILIA LOZADA
CARLOS E. PALDAO
En las últimas décadas hemos sido testigos de vertiginosos avances que han tenido las distintas tecnologías de la información y las telecomunicaciones. Buscando antecedentes para ordenar algunas ideas en torno al evento que aquí, hoy y ahora nos reúne no pude pasar por alto uno de los artículos de la Declaración de los Derechos Humanos que encierra quizás el fundamento de lo que se ha dado en llamar sociedad de la información.
Me refiero al artículo 19 que dice: “Cada persona tiene el derecho de libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye la libertad de sostener opiniones sin interferencia y de buscar, recibir e impartir información e ideas a través de cualquier medio de comunicación social y sin importar las fronteras.”
Hace ya más de cincuenta años que la Declaración Universal de los Derechos Humanos consagró el derecho a la información como derecho humano fundamental. Posteriores documentos de Naciones Unidas han
1 Trabajo elaborado para Conferencia Ministerial Regional Preparatoria de América Latina y el Caribe para la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, 29-31 de enero del 2003, en Bávaro, Punta Cana, República Dominicana. Cecilia Lozada, es Coordinadora de Programas de Nuevas Tecnologías para la Cooperación y Carlos E. Paldao, Director de Tecnologías de información para el Desarrollo Humano, ambos de la Agencia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo de la OEA, en Washington D.C.
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profundizado ese concepto como uno de los derechos humanos medulares.
Es que el Derecho a la Información es el resultado de un devenir histórico que se inició con el reconocimiento a los derechos de libertad de prensa y de expresión, a fines del siglo XVIII, evolucionando más tarde con la aceptación de incluir en el referido artículo, el derecho a la información que fue agregado en 1948. Apenas medio siglo más tarde se hace impostergable incorporar un derecho más extensivo como es el Derecho a la Comunicación.
El vertiginoso desarrollo de las nuevas tecnologías de comunicación, que han transitado de la mano con la globalización de la economía, ha transformado el mundo contemporáneo y, por ende, los procesos sociales de comunicación en todo el planeta. Nunca antes la humanidad había podido contar con tan tremenda capacidad e inédito potencial para comunicarse entre sí, superando límites de espacio y tiempo, enviando y procesando información así como desarrollando y profundizando capacidades tecnológicas y de conocimientos apenas previstas hace algunos pocos años.
Precisamente, como parte de los procesos de comunicación, son estas capacidades de adquisición de información y conocimiento las que no sólo influyen en todos los sectores de nuestras sociedades, tales como educación, comercio, salud, trabajo, nutrición, por citar algunos, pero son estos mismos los determinantes de los niveles del desarrollo humano por la influencia que tienen en los procesos socio-económicos, así también como en los múltiples vehículos que utilizamos para intercambiar con el resto del mundo. Así la comunicación y la información estimuladas,
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entregadas y adaptadas a las nuevas tecnologías son factores determinantes para el desarrollo de los pueblos.
El concepto de desarrollo humano ha evolucionado de acuerdo con los recientes adelantos. A lo largo del siglo XX, varios elementos tangibles como el capital, el trabajo y los recursos naturales, constituyeron la fuerza motriz del desarrollo económico. Sin embargo, en nuestros días hay otros elementos intangibles, como son la información y la creatividad, que son incluidos en los niveles del desarrollo humano y por lo que han dado a varios países ventajas competitivas. Recuérdese el caso de países como Corea y Japón que lograron superar sus dificultades geográficas y carencias de recursos naturales, intensificando la inversión en su capital humano, dando como resultado altos niveles en tecnología y educación.
Igualmente la creatividad y la información son derivadas no solo de la educación convencional, sino también de la oportunidades y capacidades ofrecidas y disponibles para las poblaciones. El desarrollo humano no es solo la capacidad actual que las personas tienen para expandir sus horizontes y mejorar sus niveles de vida, sino que depende también de la ampliación de las opciones que los pueblos tienen para vivir de acuerdo con sus valores, como recientemente aludiese el Informe del Desarrollo Humano de Naciones Unidas. Por ende, sí logramos desarrollar el potencialidad de los ciudadanos fomentando un espíritu creativo e informado con una visión hacia el futuro, tanto las personas como las naciones se enriquecerán, aún cuando tengan limitados sus capitales, mano de obra o recursos naturales.
Es que a través de los adelantos tecnológicos las oportunidades se amplían, y, lamentablemente, aparecen peligros. Existen las oportunidades para que aquellos que no tienen, consigan lo que
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necesitan. El peligro radica en que la brecha entre aquellos que tienen y los que carecen, no aumente. Sin embargo, múltiples estadísticas y estudios nos muestran que este éxito y fracaso depende de la capacidad de poder desarrollar apropiadamente nuestros recursos humanos. La tecnología y el manejo de la información son derivados directamente del grado de capacitación de los recursos humanos, ya que el manejo de estos medios exige el desarrollo de habilidades específicas.
Justamente, en el último Informe del Desarrollo Humano de las Naciones Unidas que antes aludí, los temas de la tecnología y la información desempeñan un papel importante para definir el nivel del desarrollo humano de los pueblos. En Latinoamérica, países tales como Costa Rica, México, Argentina y Chile fueron denominados como potenciales líderes en el índice de logro tecnológico el cual toma en cuenta infraestructura, educación, y marco legislativo. Países tales como Uruguay, Panamá, Brasil, Bolivia, Ecuador, Colombia, Trinidad y Tobago, Jamaica, Perú, Paraguay, El Salvador y Honduras fueron clasificados como seguidores dinámicos según su posición en los resultados del índice. Sin embargo, la gran diferencia entre los países del hemisferio indican que todavía resta mucho por hacerse.
Durante la década de los noventa, la tecnología de la información y las comunicaciones (TICs) se expandieron en numerosos países en desarrollo y las tasas anuales de inversión en este sector se duplicaron entre la primera y la segunda mitad del decenio. Sin embargo, el acceso a las TICs es sumamente dispar entre los países y dentro de éstos. Según el Banco Mundial, en Canadá y los Estados Unidos el 40% de la población tiene acceso al Internet. En América Latina y el Caribe únicamente del 2 al 3% de la población tiene la oportunidad de acceder a este medio.
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Sin embargo, esta brecha se ha visto intensificada por la persistencia de los desbalances en el acceso y distribución incluso de la tecnología más básica. La tan conocida brecha digital hace alusión a la desigualdad de capacidad tecnológica, generación de información, de contenidos y de comunicación entre países y continentes. Así este concepto no sólo es directamente derivado de infraestructura, sino también del grado de información y conocimiento. La brecha digital ataca entonces un derecho fundamental del ser humano, como es el del acceso a la información.
Los gobiernos del hemisferio deben encontrar las formas de aprovechar, de un modo socialmente responsable, el gran potencial que ofrecen las TICs. El éxito será determinado por nuestra capacidad colectiva de dirigir con eficacia y eficiencia los efectos de la revolución de la información, de dar acceso al conocimiento y de crear un medio ambiente que permita distribuir los beneficios de la nueva economía interconectada.
En la Tercera Cumbre de las Américas, realizada en Abril del 2001 en Quebec, los Presidentes y Jefes de Estado y de Gobierno acordaron conferir a la OEA la responsabilidad de expandir, consolidar, diversificar y profundizar la formación, capacitación y actualización de recursos humanos a través del uso de las nuevas tecnologías de la información.
Diversos resultados y conclusiones de carácter fundacional emanaron de esta importante reunión. Uno de ellos fue la creación de la denominada Agenda de Conectividad de las Américas, que subraya la importancia de proveer acceso universal a las telecomunicaciones, desarrollar nuevos métodos para facilitar el acceso al conocimiento e incorporar la tecnología a los sistemas educativos nacionales y otros ámbitos de la enseñanza y el aprendizaje.
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El otro componente fundacional fue el reconocimiento unánime que el desarrollo social y económico del hemisferio no es posible sin el progreso
permanente del potencial humano. En varias ocasiones hemos sido testigos de que el desarrollo de las comunidades, regiones y países, es obstruido por la falta de oportunidades que tienen sus poblaciones para actualizar y desarrollar sus conocimientos, habilidades y destrezas a través de la educación. Más aún, actualmente las habilidades necesarias para que los países de la región formen parte, y se beneficien de la nueva sociedad del conocimiento, son más especializadas y específicas, haciendo que la educación permanente y la capacitación profesional sean elementos determinantes ahora más que nunca.
En el ámbito interamericano la atención prioritaria por la formación de recursos humanos no es nueva. Ya, desde mediados de la década del ’40 la OEA estableció su Programa de Becas y Capacitación para todo el continente que posteriormente se complementó con numerosos instrumentos diversificados de crédito educativo.
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